En el camino colgante de mi Alma,
flotan
kilómetros
de segundos,
estrellados,
entre
las agonías
de
cada
uno
de
mis Soles….
…..
Y como volver la arena a los
relojes?
Y como seguir las huellas de mi
tiempo?
…..
He nacido de los estertores mudos
que
anunciaban el Ocaso…
Ni
carne, ni humo…
Soy el latido que murmura:
El
infinito de la herida;
Lo
eterno de nuestro tormento…
Moriré,
en
el inicio,
o
en el nudo,
o
en el filo de la aguja
que
se yergue Verduga
en
el umbral del tiempo…
…..
Y cómo saber cuál es la huella
venidera,
si
el ayer ya ha trazado
los
caminos que transitamos?
Y cómo recordar cuál fue la huella
que parimos hace segundos,
si
la memoria es fuego
derritiéndose
a si mismo…?
…..
He nacido de los estertores
humeantes
de
la fogata del tiempo…
Moriré en tu muerte lejana,
en los segundos flotantes,
en la persistencia del viento…
Ni
carne, ni humo…
Soy la cronología eterna
de
cada
uno
de
tus relojes…
Moebius
de nuestro ciclo;
Soy el grito infinito;
Escondido,
en
el umbral del verbo,
Parapetado,
en
la verdad absoluta,
reflejada
en los bordes
de
cada
uno
de
nuestros espejos…
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