Derribando mi puerta
de una estocada,
ha venido el viento
a enseñarme a morir;
a
desgarrar mi alma,
desde
muy adentro…
…..
Rezan mis ojos
al olimpo del recuerdo;
Se anudan mis huellas
al sendero del tiempo…
Cómo cegar mis oídos,
al
murmullo
que
me llama
desde
el pecho de lo eterno?
Cómo acallar mis manos,
que
emergen aturdidas
del
océano de mis miedos?
A
quien llamar?
A
quién llamar
desde
este tiempo
semi-virgen
semi-oculto
semi-desierto…?
Quién
mantendrá firme mi mirada,
hacia
el rojo resplandor del fuego?
…..
Ha venido el viento
a enseñarme a morir,
alimentando
mi herida
desde
muy adentro….
…Y mis pupilas buscan desesperadas
el brillo oculto de cualquier
sueño…
…Y mis gemidos mudos
oscilan
conmigo,
al
borde de un abismo
inmerso
en mi cuerpo…
…..
Ha venido el viento
a enseñarme a morir…
Pero, ya ves, no será fácil…
Mi alma hace ancla
en la gelatina de lo etéreo;
y
propaga su grito
en
el espiral del tiempo…
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