¡¡Húyeme!!
Mis manos extirpadas,
solo buscan
el llanto visceral de algún
Cristo de carne, capaz de estremecer el suelo,
y pulverizar un Cielo que ha mentido.
- Siempre –
Mis caminos sinuosos jamás
confluyen calmos;
Eternamente, eructan
Esta exasperación de la vista,
Este
borbotear de la esencia.
Navégame! ¡Y sé el Capitán
de hojalata, de mi barco ebrio!
Desnúdate,
y despojado de las palabras que ya
has escuchado,
s u m é r g e t e
en la ultima capa de piel
que queda, antes de la puerta de mi infierno.
Apaga
tus hogueras –aquí no sirven –
Aquí te
guía la luz oscura
que mis pupilas escupen, siguiendo
ninguna huella.
Siente la primordial
cualidad del verbo regurgitado - en seco –
reptando la garganta.
El sonido calcinante del murmullo,
La propiedad de lava volcánica, de
la palabra.
¡¡Húyeme!!
No pretendas arrastrarte, a
las tinieblas que mi Alma eyecta.
No pretendas fornicarte, a
los fantasmas que mis huesos esperan.
- ¡Tán ardientes Mis
Infiernos! ¡ Tán sensuales sus agravios! -
Que mi Ser se derrite… Y yo
me hundo… (Me hundo/Me hundo)
- Me- hun- do -
¡ ¡ H ú
y e m e ! !
- Y ayúdame a huir de mi holocausto-
Un verdadero grito. Huirte. Lucrecia. Recibiste mi mail??
ResponderEliminar