…Y abrir en abanico
nuestras venas,
para escuchar, O
cerrar, bajo candado, nuestras rejas
los secretos de las
huellas, y sucumbir
en el aire.
sobre la piel deshilachada
de nuestra cárcel.
Y darnos
cuenta que se mece, en la batalla,
ése grito
que nos llama
desde el antes
de la
sangre malgastada.
O lo
que es lo mismo,
de la
infancia, desde el fondo, desde siempre.
O lo que es lo mismo,
desde ayer, desde mañana,
desde la Muerte …
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