Hay un rincón de la Noche ,
en que la tierra se inclina,
I n t e r r o g a n d o
a los senderos bifurcados. – y a sus heridas –
¡Álmamelalma, estertor de la
sangre mía!
Ya
no hay más. Ya no hubo. Ya no había…
¡Clavos de mis Cristos naufragados!
¡Caigan sobre mí,
los maderos que se ahogan en el llanto!
¡Álmame!
Un puñado de cicatrices, se
desangran,
en las palmas de mis manos. - Donde nacen…-
¿Qué Cielo albergará, los abismos que
conducen al mañana?
¿Qué Universo parirá, el desierto de ausencia
y aquelarres?
¡Álmamelalma, estertor de la
sangre mía!
Ya
no hay más. Ya no hubo. Ya no había…
¡Árboles de mis Judas incinerados!
¡Caigan sobre mí,
Las horcas que se anudan en la risa!
¡Álmame!
Un Océano de verdades, se
entretejen,
en las palmas de mis manos. –Donde mueren…-
Hay un rincon de la Noche ,
en que la tierra se inclina,
I n t e r r o g a n d o
a los senderos bifurcados. – y a sus heridas –
…Y un alarido eyaculado por
el Alma,
T a j e a
el oxigeno asfixiante de
la desidia:
¡Álmamelalma, estertor de la
sangre mía!
- En las palmas de mis manos,
mis entrañas,
Y en
su centro mi esencia, mi espanto y mi agonía…-
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Arte: Misha Gordin |
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