Y entonces , resurges. Renaces. Revives. Remueres. Un cúmulo de espasmos me sacuden, -y tu allí – Un cúmulo de músculos trenzados nos enlazan. – Y tú allí – Reverdeces en los campos llanos de mis yemas. - Reverdezco en los curvos llantos de tus caderas- Y, vas y vienes. (Y, vas y vienes sin permiso) Un columpio sexual impregnado de sueños insomniados en el delirio. Dos pieles casi rozándose – casi tocándose- casi amándose – Dos pieles de púas que se buscan, que se encuentran y desencuentran. Que se muerden. -Que se empuan.- Mi Mujer de cuerpo gris. - Como un cuerpo gris. – Lejano – Mi Mujer con su historia entre las piernas. Entre los sueños y desencantos. El Cielo sabe de mi. El Infierno sabe de mí. -Nadie sabrá nunca, de tus ojos llenos de luz por el secreto que guardamos. Y entonces, La Luna seguirá más Luna; Y el sueño estará más a mano… Nadie se dará cuenta que te escapas de este mundo como un collar de perlas en cada orgasmo….
¡Oh! Maestro de las crines largas cultas de noches y hastío. Sus perlas del Cielo han hincado –ya como diente, ya como aullido – una historia que no quiere contarse, que denota pasión cual, que memora sangre intriga. Dice que dice, que alguien dice que la pluma volaba la paloma, o tan vano el aire era que los cuerpos se elevaban de su esfera… Alternaban con las Musas, hoy nubes, los espejos de la Ninfa engalanada. y debajo de sus velos deslumbraban dos cielos oscuros, dos oscuridades parcas, dos lunas plagiadas- II Perdición de los actos puros, pues son, Los soezes gozos del goliardo desde su tumba. Maestranza en nombre de… sin nombre de… Sin nombre son, los menesteres por exigir agua en la ruptura. De este, entonces, restablo de la tierra quieta, De este bostezo de la piedra de la muralla Renace el homo, como esperanza –sabiendo siempre que su vientre fue una caverna- III Pastillon de versos que renacen en cual mente como primavera. Tempestad del cielo que vocifera eternamente el grito gélido de sus impropervias. Nadie en la trinidad, ha calzado de furia tanta frontera. Aguas dulces sobre el dolor. Dolor sangre sobre la pereza. ¡Ah! La sangre de Polifemo llorando un Sol por cada lagrima de su Cielo! ¡Ah! La lagrima del Cielo llorando un Sol por cada ojo de Polifemo! -Nada das, nada queda- IV Grito y llanto Aullido y quimera. La atmosfera se altera por el canto músico que el himno descalza. Muñón de Dios Trueno del Viento. Altaneras serán las olas que ahora son hijas del tiempo. ¿Inconcluso Dios? ¿Homos fuera de tiempo? Certificadas las cicatrices están de tanta huella caminada sobre el destino. Calibradas las armas están sobre el objetivo que se muestra como camino… V ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego en mí! Fuego en mi interior como salamandra. Las heridas recrudecen en la venganza Que la sangre talla sobre mis ansias. ¡Irme de mi! ¡Irme de mi! VI Inconcluso Dios Dios de las crines largas. Maestro de los oníricos decapitados. Cuentan que dicen que hay tal historia Donde los unos y los otros cabrían. Dicen que dicen que las heridas… Dicen que dicen de nuestra herida… VII ¡Oh! Maestro de las crines largas cultas de noches y hastío. Sus perlas del Cielo han hincado –ya como diente, ya como aullido – una historia que no quiere contarse, que denota pasión cual, que memora sangre intriga. ¡Oh! Maestro de las aguas turbias. De las turbias aguas. De las calles sin alcantarilla… Un sin-espíritu se ríe hoy… ¡Bájenlo a el! ¡Bajen a Góngora de la alcantarilla! ¡Llámenlo!
Doble etérico de mi ser… Las nubes sobre las que dejas las huellas son las nubes que me llueven. - Las nubes que obscurecen. Las nubes que abren las penumbras de la indeferencia que mata el brillo compulsivo del cuchillo de Gargamel…- ¡Pum! Cinco Tiros. ¡Pum Pum Pum! ¡Abre los ojos! – Falta uno- El Sol que abre las tumbas de mis muertos me cega. ¡Valga Dios! El Negro de las venas de mis muertes coaguladas me desborda. ¡Valga Satán! Crucificado en las olas del viento muero. (Ahogado en las maderas de mi cruz de viento) No dejes de dejar manzanas en los labios de la serpiente… No dejes de secar al Sol los rayos de tus durmientes. Doble eterico de mi ser… Doble suplicio de mi esencia… Serpentea por entre los clamores-silencios, los relojes-tiempos. Carcome el abismo inerte de las pieles putrefactas. Sacude los blancos inexistentes, incoherentes… Y la cruz se vuelve huella sobre la nube… Se vuelve brillo en la penumbra… Se cierra al galope insensato, al grito silenciado. Cuando en los bordes del abismo se escucha, Se conciente, se sujeta a las amarras de mi destino, De mis cuneiformes latidos, que están escritos, un ahogado Pum!! ¡Pum! – Faltaba uno- Faltaba el estallido. Doble eterico de mi ser… Extranjero en mi cuerpo. Naufrago de mi mar.
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